“Estamos satisfechos de la primera etapa”

Los regatistas del CNCB Marc Miró y Guillermo Cañardo toman fuerzas estos días para afrontar la segunda etapa de la regata transoceánica Mini Transat La Boulangère que se inició el 1 de octubre en la ciudad francesa de La Rochelle y que el pasado domingo llegaba a su ecuador con la finalización de la primera etapa en las Islas Canarias. A su llegada pudimos hablar con los dos regatistas del CNCB para que no explicaran cómo ha ido esta primera parte de la experiencia y cómo encaran la parte final de la regata que se iniciará el  1 de noviembre.

Balance positivo

Ambos coinciden en señalar que el balance de la primera etapa ha sido positivo a pesar de las dificultades. “El objetivo fundamental era llegar”, comenta Guillermo. Lo mismo opina Marc, aunque destaca que el arranque de la regata no fue nada fácil para él. “Tuve una salida muy complicada, sólo salir de puerto una driza decidió salir volando con las banderas en el cielo; después se me paró el GPS-AIS que sumado al echo de que llovía y había mala visibilidad,  resultó ser una salida desafortunada “, asegura. A pesar de ello Miró pudo ir solucionando estos problemas  con un enfoque positivo de la regata. Guillermo Cañardo también tuvo que solucionar problemas sobre la marcha. “Lo más complicado ha sido gestionar la falta de energía por avería del generador de metanol, lo que ha supuesto un gran problema por la imposibilidad de disponer de piloto automático hasta llegar a una zona cercana en sólo dos días después del paso de Finisterre”, recuerda.

A menudo las dificultades que hay que ir superando a lo largo de la regata no tienen que ver con problemas técnicos, tal y como explica Marc Miró. “En mi caso fue complicado la gestión del sueño y el cansancio, además me quemé un poco la pierna derecha, fue un accidente por exceso de confianza”, asegura.

Pero evidentemente los aspectos positivos superan las dificultades y son la base para que Marc y Guillermo sigan optimistas y con muchos ánimos para encarar esta segunda etapa. Cañardo recordaba que ha disfrutado de grandes momentos estos primeros días “surfear olas con viento en popa a 15 nudos, o navegar sobre la luminiscencia del plancton acompañado de delfines”, no tiene precio. Marc, que participa en la regata por primera vez, concluye que una de las sensaciones más agradables estos días ha estado “ver cómo me voy adaptando a las exigencias de la carrera”.

Más viento, más lluvias tropicales

La segunda etapa se iniciará el día 1 de noviembre des de Las Palmas y tiene como destino final, Le Marin,  en la isla caribeña  de la Martinica. En esta ocasión el perfil de la regata cambia y ambos regatistas asumen que la dificultad aumenta. Según explica Guillermo, que ya tomó parte en la Mini Transat La Boulangère en 2015 “es más larga, sin tierra en las proximidades y con un régimen de vientos dominante de popa por los vientos aliseos. Son más frecuentes los chubascos tropicales aunque por la latitud no pasaremos frío”, comenta.

Menos problemas técnicos y más comida

Uno de los objetivos principales de ambos regatistas es que los problemas técnicos no se repitan y que les permitan avanzar sin dificultad. “Me gustaría no volver a tener problemas técnicos, también tendré que vigilar de cargar más comida, ya que en la primera etapa he llegado muy justo”, comenta. Marc confía en que la disminución de problemas técnicos le permita mejorar su resultado final”.

Mientras y a la espera del inicio de la segunda etapa, ambos aprovechan estos días para recuperarse, descansar o poner a punto el barco. Además Guillermo Cañardo continuará haciendo difusión de su proyecto solidario con Open Arms. Esperemos que ambos carguen pilas de nuevo para iniciar la segunda etapa con todas las fuerzas posibles. ¡Muchos ánimos!

 

 

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