Entrevista a Agustín Zorita: “Con la bocana que tenemos, llegas a este puerto con olas de tres metros, entras al Club y estás salvado”.

Agustín Zorita tiene 55 años. El año que viene cumplirá 20 como socio del Club Nàutic Cambrils y desde pequeño que no sabe vivir sin el mar. Se declara un gran aficionado al estudio. Compagina su profesión con su pasión por el mar, y además da clases en la Academia Náutica del Club Nàutic Cambrils. Un hombre que disfruta haciendo lo que más le gusta. Navegar.

¿Cómo llegaste a Cambrils?

Yo soy nacido en Teruel, un pueblo llamado Andorra, el terror de los GPSs. Pero vine aquí con tres años y me he criado entre Cambrils y Tarragona.

¿Y tu afición por el mar?

Yo soy el único de mi familia aficionado al mar. Comencé con una empresa comercial de productos de alimentación, y tras muchos años, ahora la tengo alquilada. En mi familia, desde hace tres generaciones, la tradición ha sido la de comerciantes. Además, no tengo pareja ni hijos, por eso puedo llevar esta vida que llevo tan peculiar.

¿Cómo empezaste?

De pequeño quería ser buzo profesional. Y lo conseguí con 48 años. Con 16 años ya era buzo deportivo, pero no practicaba porque no tenía barco.

Después me dio por el Windsurf y lo practiqué durante bastantes años.

Luego ya, con 19 años me saqué el titulín, luego el PER, me vine arriba como los toros bravos. El patrón de yate, luego el capitán y como ya no había nada más en deportivo, entonces me pasé a lo profesional. He hecho un camino muy largo.

Entonces te sacaste los títulos deportivos y dijiste, ya no hay más, ¿qué hago ahora?

Me meto en marina profesional. Y entonces me fui a la Ametlla, a la Escuela de Capacitación Nauticopesquera de Catalunya y soy el único alumno de la historia que ha estudiado los cinco ciclos que hay en la Ametlla. Grado Medio de Patrón, Grado Medio de Mecánico Naval, Grado Superior de Patrón, Grado Superior de Mecánico Naval y Grado Medio de Buzo Profesional. Esto fue hace diez años. He estudiado por placer todos estos años. Para mí, mi ocio es estudiar. 

¿Por qué te hiciste socio del Club Nàutic Cambrils?

Porque quería tener barco. Vivía en Cambrils. No conocía a nadie en el Club, pero quería navegar. En aquella época había mucha demanda de amarres y comprar era la mejor opción. Eran otros tiempos y lo tenía claro. Además, quería navegar. Me compré el barco en un momento en el que yo ya pude reconfigurar mi trabajo para poder trabajar solo medio día y poder navegar el resto. Eso hace 20 años. Me hice socio, compré el amarre y compré el barco. Todo del tirón.

Has sido fiel a un único barco todos estos años.

Sí, uno de 8 metros. El Rivendel. Se sigue llamando así, ahora está en Barcelona. Lo vendí el pasado enero. Lo disfruté una barbaridad. Yo salía todos los días. Pero en los últimos tiempos apenas salía porque estoy compaginando mi trabajo como patrón en grandes yates y como profesor de la Academia Náutica del Club. Además también he trabajado en la empresa Semac, con el tema de balizamiento de playas, obras marítimas y rescates.

¿Te costó decidirte a vender el barco?

Muchísimo. Tres años estuve para tomar la decisión. Lloré cuando lo vendí. Lo vi la semana pasada en Barcelona. Lo tienen cuidado y me dio alegría. ¡Es mi niño!

¿Cómo surgió lo de patrón de barcos para otros?

Me vio Albert Punset navegando en mi barquito con vientos fuertes y me preguntó si quería navegar con su barco y allí empecé a navegar con barcos grandes. Fíjate, yo empecé a navegar pagando con un barco pequeñito y malo. Luego ya pasé a navegar sin pagar y con un buen barco y de ahí ya pasé a navegar cobrando y con barcos buenos. Para entonces dejé mi empresa de productos de alimentación.  

¿Qué te parece navegar para otros?

Es diferente. Tiene puntos buenos y puntos malos. El principal atractivo que tiene para mi es que cobro, está claro. Y segundo, es que uno se despreocupa de la parte económica de un barco y de tomar decisiones sobre este. La parte mala es que no haces lo que quieres. Y yo cuando voy en un barco de alguien me entrego y estoy para el barco 100%. Entonces hay un mes o dos meses que vives la vida de otros.

¿Qué tipo de perfil de gente es?

De todo. Son familias, o grupos de amigos, o una persona sola. He ido en barcos en los que sus dueños no saben navegar.  Son barcos de 15-20 metros para arriba.

¿Qué es para ti el Club Nàutic Cambrils?

Forma parte de mi vida. Y el nuevo puerto ha quedado maravilloso. Mi visión del Club es totalmente parcial porque soy un enamorado de Cambrils como localidad y del puerto en particular. Si me pongo desde un punto de vista objetivo, es un puerto maravilloso porque tiene unas cualidades que se ven muy poco. Primero y principal, que está completamente integrado en el casco urbano. Lo tiene todo al alcance andando.

Es un puerto que llegas sin ningún problema. Hay otros puertos que tienes que coger el GPS para llegar.

Las instalaciones son muy buenas. No tenemos ciertas florituras que tienen otros clubes pero si se trata de navegar, este es fantástico.

Y otra cosa de la que mucha gente se olvida es la bocana. Con la bocana que tenemos, llegas a este puerto con olas de tres metros, entras al Club y estás salvado.Entrar en ciertas bocanas con olas de metro y medio es jugarte la vida.

¿Cómo te metes a dar clases en la Academia Náutica del Club?

Entré hace un año para reforzar las clases prácticas. Al final me he quedado yo solo dando prácticas presenciales y estoy muy a gusto. 

¿Te gusta la faceta de profesor?

Sí, me gusta. Yo siempre he tratado con el público. Estoy contento y sobre todo veo que los alumnos se van siempre contentos y eso me da una gran satisfacción. Yo me esfuerzo, hago todo lo posible por cumplir sus expectativas. Me gusta cuando aparecen alumnos a los que les han regalado la licencia de navegación, que es muy económica, por 150€ la tienes, un regalo original y que a veces conlleva nuevos navegantes para toda la vida.

¿Qué te queda por hacer en la náutica?

Me queda poco. Piensa que ya tengo 55 años. No espero mucho más. Bien al contrario, quiero abandonar el ir con barcos grandes por ahí. Quisiera irlo dejando y hacer una vida más sedentaria. He hecho bastantes millas, he estado veranos enteros en un barco y ahora me apetece estar más tranquilo y la Academia Náutica para mi es una opción que me ha venido bien. Y además tengo la sensación de que ayudo al Club porque da beneficios y creamos nuevos navegantes y nuevos socios. Cuando veo a los alumnos que se han comprado un barquito y me saludan, me gusta. Me da gran satisfacción el verlos que se desenvuelven con lo que yo les he proporcionado.

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