Entrevista a Alberto Lobsiger: “Me gusta navegar por el paisaje, la libertad que tienes, estás un poco fuera del circuito”.

Alberto Lobsiger, nacido en Basilea, Suiza, cumplirá 90 años en medio año y todavía sale a navegar. Es de hecho el socio más mayor del Club Nàutic Cambrils. Llegó a Barcelona de Suiza por trabajo en 1970 y conoció a Cambrils por un amigo. Se enamoró del municipio y desde entonces vive entre Barcelona y Cambrils, donde disfruta de su gran pasión, navegar.

¿Por qué Cambrils?

Cuando terminé la carrera de Ingeniería trabajé en el proyecto del generador de Oliana desde Suiza. Pero en España no sabían interpretar los planos y entonces me enviaron un año a Sabadell para terminar el proyecto. Estuve una semana viviendo allí y luego me trasladé a Barcelona.

Un amigo suizo vivía en el Pueblo El Dorado Playa y me compré una casa allí también. En 1974 me compré el barco para salir con la familia. Después compré un Puma 23 de 7 metros, un Dufour 31, un Grassi 38 i en 1991, este, el Mistral III, un Amel Santorin. Tiene 30 años y suena como nuevo. Tiene 14 metros. Es el mejor barco para dar la vuelta al mundo, por eso lo compré. Es un barco seguro y cómodo.

¿Ya navegaba en Suiza?

Un poco. En Suiza tenía amigos con barcos y salía a navegar. Siempre me gustó el mar.

¿Cómo aprendió a navegar?

Saliendo, mirando libros y cosas, con otros. Me saqué el patrón de yate.

¿A dónde ha ido?

Con Serrano y Rossell fuimos un invierno a todas las Islas Canarias costeando por Marruecos. Tres jubilados solos y contentos. Con otros amigos he hecho el Atlántico, en 1995 fui a Santa Lucia, en el Caribe; he ido a la Rochelle, al Mar Rojo, que es durísimo. Conozco Grecia, Túnez, bueno, he hecho algo. La vuelta al mundo no.

¿Sigue navegando?

Sí, claro. La próxima primavera ya hemos dicho con Serrano de ir a Andalucía, precioso. Vengo casi cada fin de semana. En verano salimos muy a menudo para pasear el motor, dos horas. Mañana hay mal tiempo, el frío no me va bien. Con mi edad… Tengo 89 años.

Sí, lo sé, es el socio más mayor del Club actualmente.

¿Ah sí? ¡Vaya!

¿Sale solo?

No, mi hijo me dice “Oye por favor, no hagas esto, no seas valiente.” Salgo con los Serrano. Mi hijo es cazador. Le gusta también venir, pero a pescar. A mi hija no le gusta tanto.

¿Y su mujer?

Soy viudo y divorciado. Y con tres hijos. Mi mujer murió en el año 1970, el pequeño tenía 15 meses.

¿Por qué le gusta navegar?

El paisaje, la libertad que tienes, estás un poco fuera del circuito. Sobre todo, si has tenido negocio, aquí estoy solo, disfrutar, fondear por la noche en una calita es precioso, o pasar el Atlántico es fabuloso.

¿Piensa seguir navegando muchos años más?

¡Cuanto pueda!

¿Por qué se hizo socio del Club Nàutic Cambrils?

Antes de tener la casa en Cambrils compré un balandro y lo tenía en el Garraf, más cerca de Barcelona. Pero tan pronto como tuve casa en Cambrils, lo traje aquí. Conocía a Talayero. Tenía mucho contacto con Suiza. Por aquel entonces el Club era muy distinto.

¿Por qué recomendaría el Club Nàutic Cambrils?

Siempre decimos que Cambrils es el puerto más seguro de la costa del sur. Protegido por el Cap Salou. El Levante que más daños hace, aquí nada. Está muy protegido. El oleaje empieza a partir de Hospitalet.

¿Alguna petición?

Falta contacto vertical. Conocer a la gente que forma la Junta Directiva. En cuanto a las obras, bien. Han hecho obra de lujo. Está muy bien hecho. Estoy contento, en general.

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Llista de comentaris

  • Xavier 30 / 05 / 2023 Contestar

    Buscando información sobre los Amel Santorin, he descubierto esta entrevista.

    En casa decidimos hace unos meses que el Amel Santorin era el modelo ideal para nuestro próximo proyecto a medio plazo, que consiste en pasar unos años viviendo y viajando en el barco de forma intensiva.
    Después de pasar muchas horas leyendo y viendo fotos y vídeos sobre este barco, sus mantenimientos, sus adaptaciones para diferentes proyectos de navegación…, me ha hecho mucha ilusión descubrir que tengo un Santorin a 10 minutos de casa y que estoy pudiendo visitarlo en el amarre para conocerlo mejor, al menos exteriormente.

    Verlo en directo, tan cerca, transmitiendo esa sensación de robustez, seguridad, calidad y elegancia, no ha servido más que para reafirmarnos en nuestra decisión.
    Ver que además el Sr. Lobsiger habla de él con tanto cariño y orgullo después de 30 años juntos, también ayuda mucho a confiar en que estamos hablando de un barco genial.

    Saludos a todos, especialmente al Sr. Lobsiger, deseando que siga conservando por muchos años esa pasión y ganas de navegar junto a su fiel compañero de travesía.
    Quizá, con suerte, algún fin de semana tengo la suerte de coincidir con él en el amarre y así poder saludarlo y conocer en primera persona sus experiencias con el Santorin.

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