Entrevista a Joan Pedrell: “Desde pequeñísimo he sentido pasión por los golpes de mar. Aún la tengo, esa pasión”.

Joan Pedrell cumplió los 80 años la pasada semana. Y lleva 60 como socio del Club Nàutic Cambrils. De hecho, es el socio número 5, socio fundador. Siente pasión por el mar desde que nació y a los 20 años ya tenía claro que Cambrils necesitaba un Club Náutico. Su vida ha estado ligada a la gastronomía y a la náutica. Aún ahora, sin embarcación propia, sale a navegar con algún amigo y vuelve a tierra encantado.

¿Cuándo empezó su afición por la náutica?

De siempre. Me acuerdo que desde pequeñísimo he sentido pasión por los golpes de mar. Cuando había golpes de mar yo me iba al muelle a verlos. Había tenido problemas con esto. Aún la tengo, esa pasión.

¿Cómo empezó a navegar?

Desde los 12 años he tenido ininterrumpidamente alguna clase de barco. Mi padre había sido pescador aficionado. A mí nunca me ha gustado la pesca. El recuerdo que tengo yo es que mi padre, cuando cumplí los 12 años, me regaló un snipe, como excusa de comprarse él un snipe. Cuando pienso ahora… era para él (ríe) y lo disfruté mucho.

Yo había sido siempre más de vela ligera que de crucero, por circunstancias del trabajo. Y cuando la vela ligera se me hizo demasiado ligera, me pasé en el crucero. Y del crucero me gustaban dos cosas, las regatas, que no podía hacerlas porque las celebraban cuando eran fiestas y yo tenía que trabajar. O los desplazamientos en barco, que es lo que intenté hacer cuando encontré a quien me acompañara.

Había un par de amigos barceloneses que veraneaban aquí. Federico Garcia Planàs, que fue comodoro del Náutico de Barcelona y famosísimo regatista. Y Pol, que no recuerdo el apellido. Eran quienes me acompañaban en la navegación.

Ha recorrido gran parte de la costa mediterránea española.

Uno de los convenios que hice con mis amigos de los últimos diez años de navegación es que pasaríamos una noche en el máximo número de clubs náuticos. Te prometo que de aquí a Huelva probablemente he dormido en todos los clubs.

¿Con la familia no navegaba?

Mis hijos navegaban por su cuenta. Y mi mujer nunca subió al barco. Se mareaba. Para mí era una suerte, una forma de que me dejara tranquilo (ríe), para bien o para mal. El problema de los cruceros es encontrar a gente que te acompañe y que sepa.

Hace pocos días salí a dar una vuelta y me encantó. Le encuentro todas las gracias y me da mucha envidia y todo lo que quieras. De la misma manera que yo me he hecho mayor, mis compañeras también se han hecho mayores.

En 1962 empezó a planear un club náutico para Cambrils.

Sí. Éramos un grupo de gente de Cambrils que al igual que montamos el Centro de Iniciativas y Turismo, porque nos parecía una conveniencia y una necesidad de Cambrils, también creíamos que un club náutico era ya indispensable. Por el tipo de desarrollo turístico que antes deseábamos para Cambrils.

¿En qué se inspiró?

Hablamos de hace muchos años. En Cataluña, entonces, había uno en Barcelona. Y en Tarragona que hacían remo. Poco más. Cuando tienes tantos años, las equiparaciones con lo de antes no son posibles.

Cuando empezamos fuimos con el Presidente y el arquitecto a mirar varios tipos de clubs náuticos para tener un referente de lo que había. Fue muy divertido, porque tuvimos sorpresas increíbles por la idiosincrasia de un náutico en un país en el que había cero afición a la náutica y que los puertos tenían que ser artificiales, o sea que costaban dinero. En cambio, en Inglaterra, los puertos la mayoría eran naturales, o en Bélgica, donde fuimos y en Francia, donde la mayoría de clubs grandes también son naturales. Pues, claro, hizo que aquí tuviéramos que inventar un club náutico social más que aficionados a la náutica y por lo que debíamos pensar en eso, que la gente navega poco.

¿Cómo planeó la disposición de las instalaciones?

Una anécdota que me hace reír mucho, cuando organizamos el Club, es la de la necesidad de amarre que había. Dijimos: “A ver, más o menos la distribución será ésta: dos amarres de 20 metros, cuatro o cinco amarres de 15 metros, ocho o diez amarres de 10 metros…”. En ese momento, la gran mayoría de gente que estábamos por aquí no habíamos ni soñado que podríamos tener un barco de 15 metros. En mi caso, yo me compré un amarre de 12 metros. Las cosas cambian.

¿Considera que estos cambios han ido a mejor?

He sido un activista absoluto por Cambrils. De un cierto modelo de Cambrils. Siempre pienso que, a veces, lo mejor es enemigo de lo bueno. Hacer volar palomas no comporta nunca un resultado adecuado. Somos un club náutico pequeño, creo que somos el club náutico mejor colocado de la costa y eso podría traducirse en el club más bonito de la costa.

Siempre he pensado que por nuestra composición de sitio y por calado podemos tener esloras de 20 metros hacia abajo, de un cierto nivel, debido a que tenemos un club que es un bombón.

A veces se ha perdido de vista lo que podemos y queremos ser y eso ha hecho que se haya desviado algo de lo posible, pero en estos momentos creo que el club está mentalmente bien ordenado, está limpio y pulido.

Lleva diez años sin embarcación, pero sigue muy ligado al Club.

Sí. Aunque yo ahora no tenga barco, yo la vida la he hecho entre el restaurante y el club náutico. Mi barco era mi segunda casa, esto ha hecho que estuviera muy informado de lo que ocurría. Durante años he estado muy comprometido con Juntas Directivas. Incluso fui comodoro bastantes años. Luego cambié de táctica y cogí el proverbio que dice “dónde vayas a distraerte no cojas compromisos”. Y de una forma muy egoísta, dejé de participar en responsabilidades. Aunque siempre que me llamaban o me preguntaban era capaz de decir mi punto de vista de la forma más honesta.

Entonces, creo que nunca debe olvidarse que esto es una sociedad y que la máxima atención debe estar dirigida al bienestar de los socios. Sobre todo de los socios con barco, que es por lo que se creó este club náutico. No se creó un club náutico especulativo, sino que se creó un club náutico para que la gente disfrutase de la náutica. Esto todavía no se ha cambiado en los estatutos, sigue así, creo que es una buena manera. Entonces hay que tener cuidado con los equilibrios entre lo que nos gustaría y lo que es posible, y hacerlo realidad.

Como curiosidad, fuera de la náutica, ha sido 12 años juez de Paz en Cambrils. Hace cuatro meses pasaba el relevo. ¿Cómo ha sido la experiencia?

Fue después de cerrar el restaurante. Acepté bajo dos condiciones. Prohibido decir: “Vuelva mañana” y fuera las citas previas. No quería que los usuarios tuvieran que esperar. Y se cumplió.

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