Entrevista a Albert Punset: “Tengo que ir al barco todos los días. Es una costumbre. Siempre hay algo que hacer”.

Albert Punset nació en la Vilella Baixa, en medio del Priorat, hace 77 años. Su padre era el médico de la zona, pero con un año de edad se trasladaron a Salou, por el trabajo de su padre. No fue hasta que tenía 50 años, después de vivir una década en República Dominicana, que se interesó por la navegación. La compra de su embarcación, el San Miguel, le trajo hasta el Club Nàutic Cambrils, donde asegura que es feliz.

¿Cuándo comienza su relación con la náutica?

Fue tarde. Me dedico a la Hostelería, tengo un restaurante en Salou. Como tengo el negocio frente al Club Náutico, me hice socio, por comodidad. Incluso fui muchos años miembro de la Junta Directiva.

La hostelería requiere mucho sacrificio y no tenía tiempo, pero empecé a relajarme un poco y cuando volví de Santo Domingo, en 1993, me compré una motora de 11 metros, que se llamaba Santo Domingo y que tuve doce años.

¿Cómo fue que fue a República Dominicana?

Me atraía y me fui con la familia en 1980. Quería hacer algo. El primer año alquilé una casa y el segundo ya compré un terreno y empecé a hacer una casa. Buscando cosas puse una finca de aguacates y como era muy grande, después puse mangos. Tuve 45 mil árboles. Hice de payés.

Seguía viniendo a Salou.

Sí, el restaurante lo tenía igual, tenía muy buen personal. Los veranos venía aquí un par de meses. Hacía un poco de temporada.

Tuvo otra embarcación antes de la actual.

Sí. La segunda que compré fue un Azimut 46, de 15 metros, que lo tuve dos años y que también se llamaba Santo Domingo. Entonces me salió la ocasión de comprar el San Miguel, un Najad de 15 metros. Durante un año y medio los tuve a los dos, fue un castigo. Hasta que pude vender el propio Azimut en Salou.

Precisamente el San Miguel le hizo venir a Cambrils.

El San Miguel en el puerto de Salou no entraba en modo alguno. No entraba ni yo quería que entrase, porque el puerto es muy pequeño, hay dificultades para entrar. La arena sube mucho, tienen que estar dragando. Lo tenía claro. Uno de mis hermanos tuvo su barco aquí en Cambrils muchos años.

Se enamoró de Cambrils.

Empecé a conocer a Cambrils y su puerto, porque hasta esa época no venía mucho, por el trabajo. El puerto es uno de los mejores puertos de la costa catalana. Es precioso. No es el Club de Salou, con tanto club social, pero sin puerto suficiente. Aquí es al revés. Esto es suficiente.

Ha vivido las obras de remodelación. ¿Cómo ve el cambio?

Era necesario. El puerto ha quedado mucho mejor. Y se va cogiendo a gente como la que tiene, para que funcione.

Y yo soy feliz en Cambrils. No dejo de ir a Salou. Sigo siendo socio de ambos.

¿Sigue navegando a menudo?

Desgraciadamente con este barco no puedo salir solo, no me atrevo. Siempre tengo que salir con un amigo. Si hace bueno y me encuentro a alguien, salimos. O los fines de semana que siempre encuentro amigos. Con mi mujer también, le gusta mucho, tiene incluso el PER. Pero se ha mal acostumbrado porque siempre viene alguien y prefiere charlar o tomar el sol. También reconozco que este barco, que me pasa a mí, es complicado de amarrar porque me duele la espalda.

De hecho quiero venderlo porque ya es demasiado barco para mí. Quizás pasaré a uno de motor.

Sin embargo, viene cada día al Club.

Yo, es que tengo que ir al barco. Es una costumbre. Siempre hay algo que hacer. Mirar lo que me quedó pendiente. O si no siempre encuentras a alguien y pasas el rato.

¿Por qué recomendaría el Club Nàutic Cambrils?

Al decirte antes que es uno de los puertos más bonitos de la Costa Catalana, es suficiente motivo, ¿no? Y además, es muy bueno y hay un muy buen ambiente, cualidades esenciales para un futuro socio.

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