Entrevista a Anna Muntwyler: “Navegar es un juego de material, naturaleza y persona”

Anna Muntwyler nació en Thun, Suiza, hace 60 años. Es de madre reusense y padre italiano. Vivió en Reus de los 9 meses hasta los 15 años, cuando regresó a Suiza. Y hace medio año que dejó Suiza para venir a vivir a Cambrils a temporadas, en su embarcación, con su marido y sus dos perros. Es socia del Club Nàutic Cambrils desde hace dos meses.

Tiene una buena mezcla

Sí. Crecí hablando catalán, italiano y suizo. Mis padres trabajaban mucho ya los nueve meses vine a vivir a Reus con mi tía. Murió el pasado año con 100 años. Siempre he estado moviendo entre Suiza y Reus. Además, estudié Economía especializada en logística en Barcelona.

Su marido es suizo. ¿Cómo le conoció?

Teníamos poco más de 20 años. Ambos trabajábamos en logística. Y nos invitaron a la misma fiesta, de los Campeones Mundiales de Moto con Sidecar, por el trabajo. Todos íbamos identificados con una tarjeta y en la mía se equivocaron y me pusieron el apellido del Campeón mundial. Mi marido pensó que yo era su mujer (ríe). Allí nos conocimos y al día siguiente volvimos a encontrarnos en una discoteca. Y hasta ahora.

¿Cómo comienza su afición a la náutica?

¡Uf! Desde siempre me han gustado los barcos. Si alguien quería hacerme feliz sólo tenía que llevarme a ver los barcos entrar en Tarragona. Por el Club Nàutic Cambrils siempre he tenido fijación. Mi abuelo venía los domingos a comer paella y yo con él.

¿Cuándo empezó a navegar?

A los 16 años hice windsurf aquí en Cambrils. Pero no fue hasta hace 10 años que me inicié con el catamarán a través de un sobrino mío que tiene una empresa náutica en Mallorca. Desde entonces navego.

¿Su marido también se aficionó?

No. De momento yo soy la patrona.

Entonces se sacó las titulaciones náuticas necesarias.

Sí. Empecé por las más básicas y seguí por patrona de altura. Tenía que hacer millas. Entonces estuve en varios barcos haciendo Palma de Mallorca, Madeira y Tenerife. El motor lo hice en Croacia. Aunque no me gusta ir a motor.

¿Cuándo se decidió a comprar la embarcación?

Esto tardó poco. Cuando tuve todas las titulaciones le dije a mi marido “Ahora compramos el barco” y él me respondió que si estaba tonta. Él quería jubilarse y comprar un autobús para viajar. “yo con esto no voy”, le respondí. Entonces él en el trabajo comentó mi afición por la náutica y salieron muchos que también navegaban, llegó casa y dijo “Vale, compramos un barco”. Primero buscamos barcos de segunda mano y finalmente nos compramos uno nuevo en Alemania. Un velero de 14 metros al que bautizamos Saiha. Mi marido y mi hija hacen kárate. Mi marido fue durante muchos años entrenador del equipo nacional de Suiza por hobbie. Mi hija quedó segunda en los mundiales. Saiha es un kata, un movimiento.

¿Usted tenía claro que quería traer la embarcación a Cambrils?

Sí. Desde el primer momento. Ya tenía ese pensamiento desde hace muchos años. Ya contacté antes para traer el barco aquí y hacerme socia. Y así fue. Salimos de Alemania el pasado mes de abril. Hemos hecho más de sesenta puertos en cuatro meses, parte de Europa, España, Portugal, y de nuevo España y hasta llegar aquí. Siempre bordeando la costa porque viajamos con dos perros y tienen que ir bajando a tierra.

Debo decir que de los sesenta puertos que hemos hecho, no ha habido ni uno que sea como Cambrils. No porque a mí me guste. Aquí a pie tengo de todo, esto los demás no lo tienen. Estoy a dos minutos de todo. Coche no necesitamos.

¿Y en lo que respecta al Club en general?

Perfecto. Estaría una hora recomendándolo. Los marineros muy gentiles, son muy amables y ayudan enseguida. Las instalaciones son muy bonitas, súper limpio, todo muy bien. Todo bien cuidado, no ves cuerdas tiradas, todo está bien recogido. Hay Internet. Y es tranquilo a pesar de estar junto a la ciudad. Estamos muy bien.

¿Por qué decidió irse de Suiza?

Me añoraba mucho. En Suiza seguimos teniendo casa y ahora en invierno volveremos. Además, él tiene familia. Y nuestra hija vive en Suiza. Aunque en verano ha venido y hemos hecho un pequeño tour con el barco y le ha gustado y ahora quiere aprender a navegar.

¿Por qué le gusta navegar?

Me gusta porque es un sentido muy especial. Entre naturaleza, mar, persona y material. Para mí es especial. Aquí tienes que mirar lo que hace el viento, lo que hace el mar, qué corriente tienes, es un juego de material, naturaleza y persona. Esto me provoca fascinación. Y además, es muy tranquilo.

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