Entrevista a Christopher Sánchez: “A la pesca es algo a lo que le dedicas mucho tiempo y siempre que le dedicas tiempo, sales contento”.

Christopher Sánchez se hizo socio del Club Nàutic Cambrils hace dos meses y con 31 años es uno de los socios más jóvenes de la entidad. Se declara apasionado de la pesca y confiesa que ha aprendido hace poco, pero ya ha ganado un premio en el Concurso Interclubs. Sale casi todos los días a pescar con su padre y hace inciso en el buen ambiente y afición que hay entre la sección de pesca del Club Nàutic Cambrils.

¿Cómo comienza tu afición por la pesca?

Siempre he vivido el mar de cerca. Mi padre tenía barca aquí en el Club hace treinta años, estaba como tránsito fijo. Y yo de pequeño salía a pescar con él. Vivíamos en Reus y en 2000 nos mudamos a Cambrils. Pero mi padre se vendió la barca hace más de veinte años y desde entonces no había vuelto a navegar.

¿Cómo fue que regresaste?

Siempre he tenido ganas. El mar siempre ha estado en mí. Y hace unos años me compré una barquita pequeña de cuatro metros. Luego la cambié por otra de cuatro metros y medio y la llevé al Club Nàutic de Hospitalet de l’Infant. Pensaba que iba a salir más en verano, pero empezamos a aprender a pescar el calamar en septiembre y es como una droga, mañana y tarde. Y me di cuenta de que salía más en invierno a pescar que en verano.

En marzo vendí la barca porque era pequeña. Siempre debemos empezar por pequeño e ir a más, porque si no te gusta, mal.

¿Qué embarcación te compraste?

Desde marzo de este año que buscaba una más grande. La encontré en Laredo, en Cantabria, una de cinco metros y medio. Se llama Baco. No le cambié el nombre, porque trae mala suerte. Es el Dios del vino y me gusta.

¿Y cómo fue que la trajiste a Cambrils?

Mi madre llevaba un mes viniendo al Club Nàutic Cambrils a preguntar a los marineros si se vendía algún barco. Todo eran de 8 o 10 metros. Por lo que hago no le necesito tan grande.

Entonces conoció a Claus (el gerente del CNCB, que es danés). Mi madre es inglesa y empezaron a charlar. Era cuando me había comprado la barca y la llevé aquí. Primero me puse de tráfico fijo, para probar.

¿Cómo te introdujiste en la sección de pesca?

El día que firmamos los papeles, Claus me preguntó: “¿Te gusta la pesca? Pues espera que voy a llamar a un chico que te va a enseñar a pescar”. Y me presentó a Carlos Rubio, el delegado de la sección de pesca del Club.

Yo no conocía a nadie del Club y pescar no tenía ni idea. Cuando tenía nueve años echaba una caña y cuando picaba decía: “Papa fish”, porque mezclaba catalán e inglés e italiano, que mis abuelos son italianos.

Carlos me estuvo contando cosas sobre la pesca casi dos horas el primer día que le conocí. Me dijo: “Yo normalmente no le explico todo esto a nadie, pero veo que tú y tu padre tenéis interés, te gusta”. Después nos apuntamos a los desayunos de pesca que se realizaban los domingos. Empiezas a hablar con gente y te cuentan “yo hago esto y así” y es un ambiente que mola.

Como no conocíamos a nadie, nos sentamos con Carlos, porque le dije “me pongo cerca de ti que si no, no sé con quién hablaré”. Tenía delante a Ramon Vallverdú y Anton Callau, yo pensaba que eran pescadores y explicándoles cómo pescaba y después Carlos me dice “¡has estado con parte de la Junta Directiva del Club!”. Me trataron como uno más, era un ambiente cálido y muy divertido.

Con Anton Callau hicimos muy buenas “migas” y la pesca a fondo nunca la había probado. Me dijo directamente “Ven tú y tu padre a pescar”. Esto fue un día y ahora es cada domingo que salimos con su barco, y con Carlos. Hemos hecho una piña y estoy muy feliz. La gracia de este Club es que existe afición. Hay muy buen ambiente.

Estuviste tan sólo medio año de tránsito fijo para después dar el paso a hacerte socio.

Sí. Me hice socio gracias a la entrada que me dieron Carlos, Ramon, y el resto. Porque me han tratado de primeras como uno más. Estamos muy contentos. Además, yo vivo en el Molí de la Torre, tardo un minuto. Bajo, veo que hace buen mar y salgo. Y si no, vuelvo a casa. Hicimos números. Nos hacemos socios, adelante! Pienso que da igual hacerse socio ahora que dentro de cinco años.

¿Cómo ha evolucionado tu pesca en los últimos meses?

Si no sabes, aprendes, porque le muestras mucho interés. Cuando llegué, se celebró un concurso y no me apunté. Carlos me dijo “Apúntate! ¡Que verás el ambiente”. Yo le dije que no porque no sabía pescar y me daba vergüenza llegar al puerto sin nada pero me insistió en que él también había vuelto a puerto sin nada alguna vez y que lo importante era el ambiente. La siguiente ocasión fue la Interclubs y me apunté. Quieras o no, desde ese concurso he ido practicando. Ahora un tipo de pájaro, ahora otro… y al final aprendes muchas cosas. Nosotros, mi padre y yo, salimos casi todos los días.

¿A qué te dedicas, que te lo permite?

Mi madre tiene una agencia inmobiliaria y mi padre y yo, en la empresa familiar, nos dedicamos a las reformas de apartamentos y mantenimiento de casas. Mucha gente es de fuera, nos dan las nos dan las llaves y haz cuando quieras. Todos vuelven en Semana Santa. No tengo que hacer el trabajo rápido porque viven ahí y lo necesitan para ya. Al tener flexibilidad y ser una empresa familiar, da margen. Cuando a las cinco de la tarde vemos que hace buena mar, salimos.

¿Qué pescáis ahora?

Estamos empezando el calamar. No todo el mundo lo coge. Pero llevamos una semana que cada día sacamos dos o tres.

Tu madre, contenta.

Sí, contenta porque le traemos pescado. Pero nos ve menos que antes.

¿También le gusta navegar?

¡Nada! Ella no ha subido ni al barco. Sufrió una mala experiencia hace años. Se nos paró el barco en medio del mar y pensaba que nos hundíamos. Le dijimos: “Se ha parado, ahora vendrá alguien y nos ayudará, no pasa nada”. Espero que a la larga la convenzamos para que suba.

¿Cuál es el secreto de una buena pesca?

A la pesca es algo a lo que le dedicas mucho tiempo y siempre que le dedicas tiempo, sales contento. Hay días que haces porra y otros días que pescas mucho. Ahora comienza el calamar. Lo aprendí en Hospitalet. Lo que ocurre que aquí todavía no conozco los sitios, voy como perdido. Ahora paro aquí, si pesco bien, y si no, me muevo. La pesca es conocer la zona y saber hacer funcionar la sonda, para ir al grano. Ahora buscamos el pez. Es algo que aprendes todos los días y te motiva a seguir. Y aparte el ambiente, muy amigable. Aquí saludas a todo el mundo, conoces a gente. Es muy diferente a otros clubs, aparte del Club en sí.

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