Entrevista a Francisco Gil, Patrón Mayor de la Confraria de Pescadors de Cambrils

Francisco Gil nació en Cambrils hace 52 años. Su abuelo era marinero y pescador, su padre pescador y siguió con la tradición. Hace casi 11 años tomó las riendas de la Cofradía de Pescadores de Cambrils.

¿Cuándo hace que va al mar profesionalmente?

Desde 15 años. De los 10 a los 15 iba los veranos y me gustaba, pero de vez en cuando me mareaba. Cuando empecé en serio, íbamos al arte claro, pero nos hicieron acabar y cambiamos al arrastre. El primer año y medio me mareaba cada día, me mareaba de sacarlo todo.

¿Por qué siguió?

Porque soy cafre, ya lo puedes poner (ríe). Soy cabezota y al año y medio cambiamos a la luz y allí se acabó el mareo. No sé si porque en año y medio ya lo había purgado todo (ríe).

¿Cómo se llama su embarcación?

Kil Petit. Así llamaban a mi padre. Nuestro barco lo hicieron en Cambrils, el Tino Rom. Lo compró uno de Tarragona que le puso de nombre Dolores Dalmau. Cuando lo compramos nosotros, le pusimos Kil Petit.

¿Se ha planteado dejar de ser pescador?

Alguna vez porque la burocracia es muy compleja y te amargan la vida. Toda la vida había querido ser pescador porque el escribir no iba conmigo y resulta que ahora nos hacen más papeles y más burocracia que otra cosa.

Lleva poco más de una década siendo el Patrón Mayor de la Cofradía. ¿Cómo lo combina con salir al mar?

El primer año tuve la ayuda de una persona que me mandaba a la luz porque aquí en la Cofradía había muchos problemas y debía estar dedicado en corazón y alma aquí. El primer año tuve mucha ayuda externa para poder arreglar toda la problemática de la cofradía. Muchos días no podía salir. Nunca pensé que hablar y tener reuniones pudiera cansar tanto. Tenía reuniones con algo que no era mío, la herencia que me habían dejado. Tenía que luchar para que no se perdiera nada. En ese momento creí que era mejor luchar por salvar la cofradía que por la barca.

Está en su tercer mandato. ¿Qué ha cambiado desde que entró?

Ahora ya está todo encauzado. Además, tengo la suerte de tener a Claudia (Masdeu) (secretaria de la Cofradía) a mi lado.

¿Cómo valora la situación actual del sector de la pesca?

El futuro del sector pesquero en general es incierto, constantes cambios normativos, cambio climático, falta de nutrientes y aumento de temperatura, el relieve generacional… hay tantos factores en el aire que no podemos tener previsiones, es muy inseguro.

Después de esta inseguridad y exceso de control generalizado, cada modalidad tiene su casuística, carece de capturas pescado azul, cambio de zonas de pesca, ataques en las redes de trasmallo o la reducción de jornadas en el arrastre. Los pescadores, especialmente en el arrastre, lo dejan más por la burocracia que por otra cosa. Tienes que pedir permiso para abrir la puerta para pescar. Una vez pescado, debes informar de lo que has pescado. Cuando vas al suelo debes dar información de que llegas a puerto. Una vez que has vendido el pescado, debes decir qué has vendido, aparte de la información que envía la Cofradía y además, que de la información de capturas que tú dices a la que da la Cofradía, si hay un 10% de diferencia, te pegan multa. Además, no puedes entrar a puerto clasificando pescado porque debes hacerlo antes. Estás super vigilado. No hay ninguna empresa en la que constantemente debe estar informando de cada paso. En el suelo están los inspectores controlando de manera exhaustiva. Y parece que vayamos a robar, y vayamos a pescar.

¿Cómo hacer frente a todo esto?

Es complicado. En España son más papistas que el Papa y cualquier ley que sale en Bruselas, aquí lo incrementamos. No hay ningún país en Europa tan vigilado como el nuestro. No hay ningún pescador que quiera esto para su hijo y es una lástima porque al final acabará el oficio.

¿Cuántas embarcaciones operan ahora en el Puerto de Cambrils?

Diez de arrastre, cuatro rodamientos y siete artes menores. En la última década se han dado de baja la mitad, por jubilación o presión burocrática.

¿Qué estrategia se ha marcado para 2024?

No tenemos porque vamos al día a día. En este sector no puedes hacer planes. Las leyes son muy volátiles. Hoy te ponen una ley y mañana te la cambian. Varía mucho y no se puede programar. El futuro es incierto.

¿Cómo ve la complicidad entre la Confraria de Pescadores de Cambrils y el Club Nàutic Cambrils?

Buena. Hay puntos con los que no estamos de acuerdo pero son los que menos. Cuando el Club Náutico ha pedido ayuda y hemos podido ayudar, lo hemos hecho. Y al revés. No tenemos ningún problema, somos buenos vecinos.

Somos gestores del propio espacio portuario, compartimos espacio e intereses.

El Club hace su trabajo y nosotros el nuestro, no nos molestamos, convivimos y poco a poco esperamos poder compartir más actuaciones en pro del puerto, el pueblo y la tradición pesquera. Cada uno busca su beneficio, compartimos espacio y pasión por el mar, pero somos dos mundos distintos. Nos respetamos y preocupamos por los usos y el futuro del puerto.

¿También navega por ocio?

Sí. Tengo un amigo que tiene la embarcación en el Club Nàutic y le cuido la embarcación y entonces, cuando lo saco para hacer el mantenimiento aprovecho para navegar y me gusta. Salgo bastante hasta el Cap Salou. De vez en cuando salgo con mi familia ya las niñas les encanta.

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