Entrevista a Xavier Martínez: “En el mar todo tiene que ser más lento, más pensado, se convive en un espacio reducido”.

Xavier Martínez nació en Reus hace 58 años, aunque vivió su juventud en Vinyols y els Arcs. Quería ser mecánico, pero terminó siendo empresario de una corporación. Hace dos años reanudó su pasión por la náutica después de una pausa de 20 años y disfruta del mar con su mujer y sus cuatro hijos.

Naciste en Reus, vivías en Vinyols y els Arcs, pero desde joven que has estado unido a Cambrils.

Sí. Con el grupo bajábamos a Cambrils. Yo me he hecho mayor en Hot Harlem y en Black Bear, que ya no existen. También he ido con la Peña Cicloturista de Cambrils, de los que tengo un gran recuerdo. Los domingos de invierno a las siete y media de la mañana mi madre me despertaba para ir, y a mí me daba pereza. Pero después, cuando ya estaba en bicicleta en Colldejou, o en Pratdip, desayunando, pensaba: “qué bien he hecho de venir”. Y ahora me une a Cambrils, el Club Nàutic.

¿Dónde fue tu primer trabajo?

Yo quería ser mecánico, y fue en el Parc Samà donde tuve la oportunidad de realizar mis prácticas durante los meses de verano.

Mi padre era mecánico. Nació en Andalucía y cuando tenía 7 años se fue a vivir a Terrassa. A los 18 años se sacó el carnet de conducir y logró trabajo como chófer de la marquesa del Parc Samà. A los 25 años conoció a mi madre, que era de Vinyols. Se enamoran, se casan y viven en Vinyols. Mi padre continuó trabajando en el Parc Samà hasta que también se montó un taller mecánico en el pueblo, aunque la relación con el marqués del Parc Samà continuó.

¿Qué te hizo cambiar de idea?

Me doy cuenta de que siendo mecánico no llegaría a tener las posibilidades profesionales que yo quería. Veía que debía realizar un cambio, y empiezo a trabajar en una empresa de productos impermeabilizantes de Girona durante siete años como técnico comercial.

En 1997 decido emprender y crear la empresa Tecnol, y al mismo tiempo estudio un máster en dirección de marketing en Barcelona.

Decido hacerme empresario para crear un proyecto de empresa. Éramos muy pequeños, pero siempre pensábamos a lo grande, y sobre todo, siempre pensaba en el equipo humano que formaba Tecnol. Si tienes a las mejores personas, al mejor equipo, tendrás la mejor empresa.

Cuando una compañía es mayor, los grandes problemas se hacen pequeños. Si es pequeña, los pequeños problemas pueden ser muy grandes.

De Tecnol a Masergrup. ¿Seguirás ampliando?

De ahí han ido surgiendo las diferentes oportunidades profesionales. La Casa Navàs, Vermuts Miró, Fruselva… Si bien, en esta etapa, estoy en una edad en la que pienso más en mi familia que en mí, ya que tengo cuatro hijos adolescentes a los que quiero acompañar en su camino vital.

Y es con ellos con quien navegas.

Sí. Solo es difícil y poco gratificante. Normalmente salimos los seis. Nos da días muy divertidos en familia, en los que existe una convivencia. Voces cómo tus hijos disfrutan, se desarrollan, hablan entre ellos. Pones en práctica las habilidades que deben tenerse en un barco, además de la serenidad y la precaución. En el mar todo debe ser más lento, más pensado, se convive en un espacio reducido. Se comparte mucho y se vive todo con mucha intensidad.

¿Quién te introduce en la náutica?

De joven un buen amigo me dijo que salir con su lancha. Me enganchó tanto esta experiencia que compré una lancha de segunda mano y la tuve durante 5 años.

Me quité el PER como una afición más, si bien me vendí la lancha unos años más tarde.

Sólo hace dos años que vuelves a tener embarcación. ¿Por qué pasa tanto tiempo?

Pasan veinte años. La familia y el trabajo han ocupado estos años en los que he estado trabajando muy fuerte, pero en los últimos años tuvimos la ocasión de alquilar algún barco para cruzar en las islas y descubro que a mi mujer ya mis hijos les gusta la mar y navegar.

Es una forma de estar juntos los seis, y también de compartir vivencias con amigos. Es un proyecto de familia y decidimos comprar una embarcación de 13 metros.

¿Cómo se llama?

Rauxa. Por esa expresión de Pep Guardiola de “Pit, collons i rauxa”. La rauxa (arrebato) es una especie de impulso, de golpe de genio y determinación, y describe un poco mi forma de ser, con mucha iniciativa y empuje.

¿Te compraste la embarcación y te hiciste socio del Club Nàutic Cambrils a la vez?

Sí. Era lo lógico. Además, creo que es el mejor Club de la costa catalana. No conozco a ningún integrado dentro del núcleo urbano como el de Cambrils y con esta amplitud de espacio. Seguramente nos falta una piscina, una zona de ocio.

¿Por qué recomendarías el Club Nàutic Cambrils?

Le recomendaría porque es un club fácil. Fácil de llegar, fácil de aparcar, es un club en el que los servicios de restauración son muy buenos, todos los servicios en general. Además, está bien gestionado y tiene un gran equipo humano.

La Junta Directiva del Club Nàutic Cambrils y su Presidente me piden que te traslade su agradecimiento y en nombre de los socios, por haber patrocinado nuestro Club tan sólo llegar. ¿Hasta dónde podremos impulsar esta colaboración en los próximos años?

Para mí es un placer poder colaborar con Vermuts Miró en las iniciativas del Club Nàutic Cambrils. Ni que decir tiene que sería todo un lujo que el Vermut Miró fuera el vermut en exclusiva en las instalaciones del CNCB. Sólo puedo decir que vamos a seguir colaborando en esta línea de exclusividad con el Club.

¿Qué más aportaciones haces en el mundo del deporte?

Pues con mis empresas apoyamos a equipos de deporte base como en el Cambrils Fútbol Club, el Santes Creus Club Deportivo, la Fundación Fútbol Base Reus, el Reus FC Reddis, equipo de Tercera División RFEF, el equipo de hockey del Reus Deportivo, el Club de Tenis Mesa Miró Ganxets de Reus, o el patrocinio del World Pádel Tour celebrado en Reus.

También participo activamente en el patronato de la Fundación del FC Barcelona, de donde soy vocal.

De alguna forma, con todas estas colaboraciones, quiero devolver al territorio todo lo que el territorio me ha dado a mí.

Aparte del mar, ¿que más te hace feliz?

Mis pilares fundamentales, lo que realmente me hace feliz, son: la familia, las empresas y el amor que siento por el territorio. Por eso siempre que puedo contribuyo de una forma u otra. Por ejemplo, adquiriendo y gestionando la Casa Navàs para abrirla al público y garantizar la preservación del patrimonio de la zona, y de este edificio modernista único en Europa, o apostando por el apoyo al deporte base.

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