Boubker tiene 28 años y lleva nueve trabajando de marinero en el CNCB. Aunque es de Nador, un pequeño municipio de Marruecos, llegó a Cataluña con 17 años y se estableció en Estartit (Girona). Poco después se formó en reparación y mantenimiento de embarcaciones en la escuela taller de Cambrils y ya se quedó a vivir aquí.
Comienza la jornada haciendo el recorrido por el Puerto, de levante a poniente y vuelta a empezar, de manera que así ya capta un primer dibujo del trabajo que tendrá a lo largo de la jornada. Poco después, con el contramaestre del Puerto, Javier Bembibre, deciden qué es lo más urgente y qué hay que atender de inmediato.
“No hay un día igual y la rutina en el Club no existe” asegura con la sonrisa perenne en los labios. Dicen de él que es trabajador, discreto y con vocación de servicio. De hecho, asegura que lo que más le gusta es que la gente disfrute de la experiencia del mar, ver los clientes sonreír y verlos volver unos meses después. Si tiene que elegir una tarea se queda con la de remolcar algún barco o la de pintar. A nivel interno, disfruta organizando y compartiendo la información del día a día con sus compañeros de marinería. Asegura que, aunque el mundo del mar es extremadamente duro por las condiciones meteorológicas, vivir a su lado no tiene precio.
Si ves una sonrisa por el Puerto de Cambrils ¡es muy probable que sea el de Boubker!
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